No salgas por patas, pero vamos a hablar de pollo por aquí, solo que con un toque oriental.
El pollo asado con papas fritas o arrugadas está muy bueno, pero de vez en cuando hay que cambiar de rutina y probar cosas nuevas, y si le añadimos un toque oriental a la comida, pues mejor. Y hablando de toques orientales, el pollo tandoori es un plato de la India y alrededores, y aunque no sé si este en particular sigue al pie de la letra una receta tradicional, lo cierto es que está muy, pero que muy, rico.
La carta del restaurante da la opción de pedir este plato tanto en versión tapa como en una ración normal. Nosotras decidimos escoger la versión tapa, y esa es la que te recomendamos, porque - por lo que nos contaron unas amigas- la ración normal no trae mucha más cantidad, y la tapa trae una cantidad suficientemente generosa para una persona.
Bueno, entremos en materia. Este plato se compone de, por supuesto, pollo, acompañado de cuscús y chutney de mango -una salsa con especias y, en este caso, mango-. La verdad es que llama mucho la atención cuando llega a la mesa, sobre todo porque el pollo tiene una tonalidad rosada; pero teniendo en cuenta que el origen de este plato, el colorido es casi obligatorio, ¿no?. Al probarlo, está, de verdad, realmente tierno, y las especias se notan de una forma muy sutil, sólo un ligero picor que da un toque interesante al plato sin cubrir los demás sabores. Como única pega al pollo, es que no le hubiera venido mal una pizca más de sal, pero eso es a gusto personal. De cualquier forma, está delicioso.
En cuanto al cuscús, no somos muy “fans”, pero reconocemos que como acompañante funciona bastante bien. Está bien cocinado y mezclado con algunas pasas, dándole un punto dulce que se agradece, porque el cuscús en sí, no es que tenga un sabor muy notable -por lo menos eso es lo que he notado a lo largo de mi corta experiencia con este cereal-. Al mezclarlo con el pollo y el chutney de mango se crea una perfecta combinación de texturas y de sabores dulces y algo picantes.
Solo añadir para las personas a las que no les guste mucho el mango -como a mí- que su sabor en el chutney es muy suave, siendo más bien una salsa dulce perfecta para acompañar el plato. Es más, no me hubiera importado para nada que pusieran más cantidad. Resumiendo, este es uno de esos platos que se convierten en una obligación el pedirlos cuando se va a comer a este restaurante.
El Baobab es tranquilo y elegante, perfecto para conversar y disfrutar de una comida con los amigos o incluso para disfrutar de un momento algo más formal. No hay duda de que es una opción a considerar en pleno centro de Santa Cruz.

Por si te lo preguntabas, el plato nos costó 2,80€ y fuimos a almorzar durante un fin de semana. ¡Ah! Y ten en cuenta que en este restaurante cobran por el servicio. Alérgenos: gluten y granos de sésamo.
¿Ya lo has probado?¿Te gustaría?